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Mostrando entradas de septiembre, 2017

Pripyat

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Pripyat Lamento la ausencia de caricias tras mis no me toques . Estoy en Pripyat y siento envidia de las fronteras que hacen de tope. Siempre traté de que me acompañaras, aunque fueras sólo tú. En honor a todas esas palabras, que maquillaban tu verdadera actitud. Aquí hace mucho frío con la temperatura de tu agosto. La calefacción no quiso hacer mi cuarto angosto. Apenas puedo moverme, no creo que me quede mucho tiempo. Hablo solo como rodeado de entes. Adelante, entre en mi mente y llévese el viento. Miro a mi alrededor,  sólo veo el reflejo de un alma en pena. Su rostro es de profunda aflicción y su respiración le quema. Se lo... Me lo he ganado, el tiempo pone a cada uno en su lugar. Sugiero un último ultimátum al ser alado, ni siquiera me concede suplicar. Nadie ofrece su mano al que trae desgracias para sacarlo de las arenas movedizas. Éste daría las gracias, pero son enfermizas. Queda nadie que me respalde, nadie que me quiera. Jamás

Dicen

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Dicen Dicen que me escondo, que tengo coraza de hierro. Pero por algo no ven al cóndor en época de invierno. Dicen que peco de bueno, que, por ello, soy tonto. Pero se extrañan porque estoy de acuerdo y, a la vez, para mí no hay mejor piropo. Dicen que temo a lo desconocido, que la actitud es de cobarde. Pero no saben que con todo lo corrido no hay dolor inimaginable. Dicen que soy frío, que pierdo mi adolescencia. Pero tengo los bolsillos llenos de vacíos y no los llenan sus creencias. Dicen que no salgo de mi refugio, que es poco lo que pido. Pero no entienden que es sucio y que no me siento protegido. Dicen que pienso demasiado, que no obtengo beneficio de ello. Pero no conocen el rechazo ni lo que escuece en el sobre el sello. Dicen que he perdido juventud, que no la he aprovechado. Pero no conocen mi actitud. Soy el barco que ignora el faro. Dicen que acabaré explotando, que no es bueno ser egoísta sentimental. Pero no sospechan que me

Tempestades ácidas

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Tempestades ácidas Si el tiempo es oro, te lo doy, pero antes promete aprovecharlo.  Asumiré poder perder lo que soy si así libero lo que andas buscando.  Al árbol nunca le importó  que se le cayeran las hojas.  Ni a ti el brillo del neón,  sólo quien te llora estrofas.  Camino por la senda de la amargura  y siempre me tropiezo.  Gateo por el suelo en busca de la cura,  pero me piso los tobillos en cuanto empiezo.  Al clavo que sobresale se le da un martillazo, somos criaturas endebles y flácidas.  Nos mata el discontinuo trazo de las tempestades ácidas.  Subid la cuesta,  aunque os duela engañar.  No os deis la vuelta,  podríais ver la verdad.  Caen las torrenciales  y vuestras vidas se lamentan.  Alteran vuestros quehaceres normales, pero no os alerta.  Se vienen tempestades ácidas.  No me preocupa el cuándo ni el cómo,  no me despertaré más con la tez pálida  porque sólo estoy solo.