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Mostrando entradas de marzo, 2018

El abismo

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El abismo Sé con qué ojos miro al abismo, pero no conozco el color de los que tiene él. Ni si me mira, ni si es el mismo que me invita a caer. Tampoco sé quién de los dos siente más deseo de reunirse con el otro. Ni quién confía, ni quién miente con el objetivo de acabar con nosotros. Pero compartimos amistad, no preguntes por qué... Quizá porque siempre está conmigo y me acompaña al ir y al volver. Tal y como hacen los amigos. Es el mejor de los que he podido encontrar en kilómetros a la redonda después de años de búsqueda intensa desde el sofá y bufones que son la monda. No me juzga y ofrece siempre una sencilla solución: dice que debo ser valiente y confiar en su intuición. En cuanto me deshaga de la cobardía podré ver sus ojos y tocar su pelo. Mientras llega el día, estaré contando mis dedos.

Vosotros

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Vosotros Que os hablen a vosotros de dignidad, que, lejos de tenerla, os la cobráis. Me pregunto si esa, vuestra maldad, acaba compensando, dando lo que adoráis.  Gracias a vosotros ni Apolo se mira ya al espejo, acomplejado por unas facciones que un día creyó inmejorables. Gracias a vosotros Dafne ya sólo sigue consejos de ese diablo al que, ingenua, considera amable. Y os gusta la sensación de ser superiores, eso es lo peor de que sigáis por aquí. Porque los fantasmas de mis errores no ceden tono ni a un día gris. Regocijaos, aprovechad el momento, que pronto acabará. El carpe díem es más fugaz que el lamento y lo vais a comprobar. No es una amenaza, es un aviso, el mensaje ya está por enviar. Os lo adelanto claro y conciso: el karma en el que no creo os lo hará llegar.

Será que me alegra

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Será que me alegra   Me alegra no estar en la lista de preferencias porque romper con la costumbre me agobia. Pero sí admito que, por inercia, acabo convirtiendo lo que me daba igual en fobia. Será porque no me da igual realmente, será que el engaño sólo me afecta a mí, será que no soporto que venga de frente eso que escuchaba tras mi nariz. Me alegra caminar bajo una luna cambiante porque representa la voluntad popular, la del que huye y acaba delante solamente para poder escapar. Será que el pueblo ya no quiere sangre, será que temen la compasión del débil, será que prefieren olvidar el tanque para centrarse en su cenit. Me alegra el punto y final, y me dan miedo las comas. Tendrá que ver con la tendencia a fracasar en casi todo lo que al principio era broma.