El abismo

El abismo

Sé con qué ojos miro al abismo,
pero no conozco el color de los que tiene él.
Ni si me mira, ni si es el mismo
que me invita a caer.

Tampoco sé quién de los dos siente
más deseo de reunirse con el otro.
Ni quién confía, ni quién miente
con el objetivo de acabar con nosotros.

Pero compartimos amistad, no preguntes por qué...
Quizá porque siempre está conmigo
y me acompaña al ir y al volver.
Tal y como hacen los amigos.

Es el mejor de los que he podido encontrar
en kilómetros a la redonda
después de años de búsqueda intensa desde el sofá
y bufones que son la monda.

No me juzga y ofrece siempre

una sencilla solución:
dice que debo ser valiente
y confiar en su intuición.

En cuanto me deshaga de la cobardía
podré ver sus ojos y tocar su pelo.
Mientras llega el día,
estaré contando mis dedos.



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