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Mostrando entradas de 2019

El vuelo

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El vuelo De caja torácica, un criptex. Se derramó el vinagre por ti. Que cada vez que quieras callar, grites, y les vueles el peluquín. Cállate el horizonte, que sorprenda a los impasibles. El silencio del monte no alerta a los buitres. El debate interno educado entre alevosía desmedida y violencia radical no soluciona un segundo plano que transforma mundo interior en real. Soy obsolescencia programada, por lo prescindible y porque te sale a cuenta uno nuevo... Cuando me acabe, lo único legible sera la huella de un cuervo. Sólo hace falta muy poco de lo que no abunda, muy poco de lo que ansía el diablo, muy poco de lo que hace que se hunda un horizonte de sucesos preso en un establo. Ojalá bastara con el exceso, cabrían toneladas en mis bolsillos. Caerían por su propio peso como el vuelo de los mirlos. No lo pedí, no lo quiero, me lo quito.  E scalofriante y certera lógica. Lo que vi, lo que vieron y lo que grito explica mi amarga tónica.

Generosidad egoísta

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Generosidad egoísta Regalas unas inestabilidades desesperantes, eres candado y llave. No eres refugio en tempestades porque en invierno el afecto no cabe. Otorgas dones que se tornan en desgracias, escribo esto mientras escucho llantos. Los disfrazados ya no ocultan sus falacias igual que el ruiseñor no disimula sus cantos. Brindas consuelos de plomo y hay que saber por donde cogerlos. Tu miedo me dio un cuchillo romo porque sabías que yo quería hacerlo. Ofreces licra para el desnudo interno porque te horroriza lo más humano, aunque el tejido no sirve en un averno en el que lo que no sea alivio es en vano. Das sin esperar nada a cambio porque sabes que el carbón no vale, porque el agua en este intercambio sólo seca mis humedades.

Tierra de nadie

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Tierra de nadie Aquí sólo te cubre las espaldas la soga y te protege del frío una capa de hielo. Capaz de matar si ve que se ahoga, pero el instinto no sirve bajo el suelo. Aquí culpar a otros es sentirte culpable, ¿a quién queréis engañar ocultando la daga? La paranoia se instaura en nuestros cables hasta cuando se desaloja la sala. Aquí la telaraña se ha cobrado tantos recuerdos que el ser detrás de ella no se reconoce. Los únicos que siguen siendo cuerdos son aquellos que escuchan voces. Aquí velamos por una justicia fugaz, le cortamos el pelo al que roba tijeras. Y es que de nada nos sirvió ir detrás de aquellos que nos provocaron ojeras. Aquí los laberintos los diseñaron los nuestros y nos empujaron al desafío de caer en el olvido. Fueron verdugos de aquellos secuestros que hoy no nos permiten andar erguidos.

Poderes en desuso

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Poderes en desuso Letras desgarradoras para coserme, es la penitencia del sastre de versos. No sirve el bosque si no está verde, no funciona mi mar si no está denso. Vientos de cambio vaticinan lo negro, pero es más puro de lo que parece. Como son estrofas que salen de dentro a este gris lo queman y humedecen. Tienen el poder de controlar sin mirar, de saludar sin manos, sin despedirse, de no respetar ni a esta gravedad, que ya no lo impide si quieren irse... Crea submundos en muy diferentes planos. Cada uno hiere más que el anterior... Pero si los ves todos no es en vano porque quizá sí encuentres una razón. Leer entre líneas dio pentagramas, tener oído no subió nuestras notas. Pasarse de listo en esos programas no nos facilitó atarnos las botas.

Mitad

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Mitad La pureza de un diamante manchado, calor del que quiere congelarse. Si para un diluvio siempre anda ocupado no es el indicado para refugiarse. Y siempre busca aliado en fuegos ajenos como el que cierra los ojos ante el Partenón. No es consciente de que cambia galones por ego, pero en mi casa lleva los pantalones quien no usa cinturón. El elefante delgado camina buscando redención como un barco que navega sin rumbo en plena tormenta con ese mismo objetivo de alcanzar una posición que le haga sentirse vivo sin tener que mantenerse alerta. Quizá vivir de malabarismos  cuando la coordinación es tropezarse sólo sirva para ver que seríamos los mismos antes y después de ese elefante. Nunca pensé que se acabaría la fuerza ni que convertiría precaución en sensatez. Pero hoy la mitad de lo que tuve me recuerda lo afortunado que fui en la escasez.

Lo que no cura el siglo XXI

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Lo que no cura el siglo XXI Es distinguir entre deseo y necesidad y recurrir al análisis de situación. Acaba siendo inútil como pensar en el qué dirán justo antes de cometer el segundo error. Sólo busco solo en compañía y acabo por confundir el yo y el mío. Porque en esta y en cualquier lejanía yo soy yo, pero no soy mío si hace frío. ¿Cómo hemos de valorarnos, hermano, si la caricia y el ramo son nocivos? ¿Por qué dolorida ofreces tu mano si sabes que no conviene que toques el motivo? En el barrio de lo habitual me miraron raro. Me hacen sentirme especial y suele ser malo. No por salir en la foto vas a tener porción del pastel. Pero por mostrar lo que sea que tengas roto, aquí te corresponden con indiferencia como bien. Por venganza, recelo o protección lanzas dagas desde las cuerdas vocales. Van con puntería circense y con temor, pues se reciben sin discutir verdades. Encapuchados con las manos en los bolsillos son testigos de la belleza de la

Mare Nostrum

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Mare Nostrum Sangro banderas mudas que no callan. Por favor, haz que callen. En el acantilado sólo fallan los que no miran hacia el valle. Se atisban recuerdos a través de ventanales translúcidos, me han forjado como al anillo único: en un lugar de corazones pútridos, que sólo responden al estímulo lúdico. Mi Mare Nostrum es más mío que nostrum, queridos. De nada por protegeros. Y es que aquí es mejor no compartir el filo, que Narsil no perdona a los cuervos. Háganse escuchar si precisan susurrar, el ciego no oye lo que no quiere ver. Al Leviatán se le escucha murmurar sólo cuando todos saben lo que va a hacer.

Viajes astrales

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Viajes astrales Y cuando me esfumo no dejo lugar a que piensen. Si estando soy crudo, yéndome soy delicatessen. Como rabia enjaulada entre barrotes de desidia... No sólo es su vista la que está cansada ni su único defecto es la presbicia. Partiendo de la base de que partir no es muy diferente de quedarse, desde el parto parten por mí y no me permiten ponerle fin al punto y aparte. Cambia esta dimensión por la utopía, engrandece tus hombros para soportarte. Pero no existirá nunca noche sin día ni unidad sin partes. Dicen que no merece la pena ir y que habría que calmarse, pero ya se cayeron las caretas aquí, las contraindicaciones de quedarse son quedarse y quedarse.

Folio de cristal

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Folio de cristal Voy vagando sin rumbo en una soledad laberíntica, en un océano de certezas negras, en un establo donde la hípica es esquivar obstáculos de piedra. Aquí andamos con la cabeza gacha por complejos encubiertos. No la levantamos por miedo a la mancha de que el granizo nos pille boquiabiertos. Luces de neón en medio de la nada, sólo son ansias de llamar la atención. La discreción es virtud en casa ocupada y de ella hacemos gala en cualquier ocasión. Blancos manchados de líquido que sabe a hierro olvidados por el contraste. No es ambición por lo que duele si erro, es el poco ego que me dejaste. Escupo versos de odio sobre un folio hambriento, se traga todo como un agujero negro. Pero me lo devuelve en forma de aroma en el viento, que inconscientemente integro. El odio y el desprecio nunca tuvo diana porque no hacía falta contacto para que volviera el bumerán. Soy un rey Arturo robot que sólo sacaría la espada para introducirla en su pro

Mi bosque

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Mi bosque La Parca tiene ojos verdes y la luna, el corazón negro. Ellos juran protegerle, él promete un eterno. Y es que tengo madera de ceniza porque en quemarme tengo más tablas que una mesa. Y es que hasta al roble la piel se le eriza si piensa en robar corteza y lo confiesa. Si aquí lo normal es la tala, estamos como una regadera. Si buscamos oro de la nada, convertimos un paraíso en zona perecedera. Veo venir el adiós en un silencio que dura días, en una rotura que lleva meses sucediendo... Veo irse todo lo que quería porque astilla y ceniza no se están defendiendo. Me ahogo en una lágrima y me hablas de lo lleno de tu vaso. Me inunda una lástima que coge aire en cada paso. Supe que de día me iba a congelar, y que ardería de noche. Y es que que brillara antes de quemar no solucionaba los problemas de mi bosque.

Los míos

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Los míos Los míos habrían estado hasta si no hubieran podido, habrían tendido una mano para que se usara de abrigo. Los míos no habrían esperado nada, pero sabrían que llegaría. Confiarían en que la grada siempre corresponde la valentía. Los míos habrían puesto la cara con tal de proteger el carbón porque el rubí no vale nada cuando está en juego otro valor. Los míos no habrían agachado la cabeza cuando el lobo retaba al contacto visual. Porque el sacrificio no empieza si el miedo se convierte en vital. Los míos habrían huido si la ciudad se derretía, habrían quemado hasta el último copo de cenizas, habrían buscado una lágrima en un mar de lejanías porque sólo entre verdades no destacan sus mentiras.

Psique

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Psique Hace mucho frío lejos del mal, Severus lo sabe bien. El matiz no es la realidad, pero a mí me alejó del tren. Me he visto a mí mismo reír desde la lejanía y he pensado en que iba a durar apenas un instante. He llorado lo que separa Johannesburgo de Lobería y no es suficiente para ahogarse. Los cortes sólo han servido de castigo, no de alivio. Grito a paredes huecas en el oído para explicarle la codicia al sirio. No me gusta lo que tengo, y eso que no he conocido otra cosa. No me sirven Nikes ni Artengos si sólo quiero diseñar la fosa. Mi piloto tiene vértigo y cree que si se tira encima de una nube, rebota. Habría que darle mérito a la bomba que no explota.

Un SOS al limbo

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Un SOS al limbo Yo pido ayuda con los ojos,  pero me veis como a Medusa. Los marrones, ya rojos, siguen siendo excusa. Aquello que me cobra inestabilidad, me regala equilibrio. Es paradoja como la edad: cuanto más experiencia, menos ritmo. Si afecto es escasez, calor es necesidad. Si velocidad es lucidez, parsimonia sí es capaz. Y es que no eres refugio, no sabes serlo. El tuyo es sucio, y frío en invierno. Suenan los aromas del final y la burbuja ya es translúcida. Siempre cambiante e irreal, pero con tintes de súplica. Mi lírica es una llamada de socorro al que me oye pero no me escucha, al que me mira pero no me ve, al que pelea pero no lucha. al que me quiere pero no bien.

De nada

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De nada Quebrado y con una nota  en la que pone "De nada". Cansado de atar la bota para acabar en la almohada. Si ya he escrito los versos que no quiero decirte y he nadado inmerso en las ideas de quien fuiste y vi llorar al muerto por no reír un chiste, ¿cómo quieres que en el secuestro el tiempo sea todo lo que perdiste? Si ya no ves claridad ni ojos en la neblina y te alejas de la vanidad que trae el que rima y tu refugio no es ciudad, sino calor de esquina, ¿por qué iba a ser yo el capaz de retroceder cuando camina? Quebrado y con una nota  en la que pone "De nada". Cansado de atar la bota para acabar en la almohada.

Mira lo que has hecho

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Mira lo que has hecho Y así de inocente y puro era todo hasta que el deseo lo corrompió. Nos dio por rociar el lodo con cenizas de alcohol. Todo este desastre es arena fina que se te escapa entre afiladas garras porque cuanta más tiras, más y más frío pasas. Son dulces cuchillas de ébano importadas sin aduana desde el Tártaro combinadas con voces que gritan "quémalo" y otras que suplican "sólo mátalo". Cambios, cambios, urgen cambios, pero aquí no se regala ni lo que sobra. Corazones llenos de vacíos varios que bombean no sin poner trabas al que corra. ¿Y ahora quién responde a este caos? Mira lo que has hecho... El cobarde susurra "ciaos", y ni el valiente pone el pecho.

El niño

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El niño Dile al niño que no se le aleje del gris, que es su Valhalla y tiene que asumirlo, que esos claros no existen ni en París, que los oscuros son los cuervos y los mirlos. El niño tararea versos blancos para matizar sus días grises. Ya no van descalzos, los vistió a matices. Camina preocupado por la dirección de lo púrpura y por el tiempo que le queda de dolor ayudado por su bombeante brújula y su contrarreloj. Es joven y cada vez menos ignorante, cada vez menos feliz, cada vez más impactante la violencia tras su nariz. Dile al niño que no confíe ni en lo efímeramente pálido porque lo que se fríe siempre se vuelve árido