Mitad


Mitad

La pureza de un diamante manchado,

calor del que quiere congelarse.
Si para un diluvio siempre anda ocupado
no es el indicado para refugiarse.

Y siempre busca aliado en fuegos ajenos
como el que cierra los ojos ante el Partenón.
No es consciente de que cambia galones por ego,
pero en mi casa lleva los pantalones quien no usa cinturón.

El elefante delgado camina buscando redención
como un barco que navega sin rumbo en plena tormenta
con ese mismo objetivo de alcanzar una posición
que le haga sentirse vivo sin tener que mantenerse alerta.

Quizá vivir de malabarismos 

cuando la coordinación es tropezarse
sólo sirva para ver que seríamos los mismos
antes y después de ese elefante.

Nunca pensé que se acabaría la fuerza
ni que convertiría precaución en sensatez.
Pero hoy la mitad de lo que tuve me recuerda
lo afortunado que fui en la escasez.


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