La hucha de piedras

La hucha de piedras

El síndrome de Diógenes en el hipocampo,
soy la envidia del anciano.
Tengo la potencia del Lambo
y duele, la frente en la mano.

Compenetración inigualable
en el sistema nervioso.
Lo estoy, échame un cable,
dale miel al oso.

El Federer de la introspección
no cede el set de la conciencia
porque no da opción a que actúe el corazón
en lugar de la inteligencia.

El orden de Fabio Capello
porque siempre estoy a la defensiva.
Me siento atacado por lo que anhelo,
lo que me hace peligroso en la estampida.

Caricias que desgastan el tejido,

la epidermis no aguanta calor.
Por eso ya no impido
que se gripe el motor.

La hucha de piedras es pesada
y es el mayor lastre.
Me llega para fin de semana,
pero no para pagar al sastre. 


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