El dado

El dado

Me he visto en esos espejos
y en ellos tampoco soy yo.
El cerco es cerco estando lejos
porque lo que hoy toco ayer murió.
¿Y de qué sirve bailarle al reflejo
si te responde sin emoción
como ese impotente eco
que hace un instante fue voz?

En busca de lo que dejo
siempre me encuentro el mismo patrón.
Me atormenta con pensamientos de viejo
estando encerrado en el cuerpo de un menor.
Pero uno me da consejos
y el otro comparte su dolor.
El sabio se atusa la barba sin intención de cortejo
y el idiota imita lo que hace el mayor.

Lo derrumbo cuando empiezo
porque después no querré hablar de lo que costó.
Aprendí del atrezo
que lo que no es mensaje es pura ficción.
Sería como si la belleza del cerezo
compensara una peligrosa radiación
o como si el desnudo lienzo
tuviera más mérito que el pintor.

Odio todo a lo que me asemejo
porque me veo influenciado por su motor.
Y eso no concuerda con mi idea del yo complejo
que me castiga por no ser nunca el mejor.
Y es que esa exigencia del conejo
de querer ser depredador
acaba con el tipejo
por pecar en exceso de ingenuo soñador.

Me he visto en esos espejos
y en ellos tampoco soy yo...


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