Mayo

Mayo

Mayo.
Etapas.

Camuflando llamadas de socorro
en gritos sordos que riman.
Cansado de los renglones que borro
por el brillo de su pupila.
El mismo que me mete en el engorro
y me saca de la fila.
El mismo que me cubre los oídos con un gorro
para que no escuche lo malo de la vida.

La gota que colma mi vaso,
agua de mayo.
La penúltima es fracaso,
que caigan hasta el fallo.
No todas merecen el mismo caso
como la flor y el tallo,
pero son como la paz para el payaso,
se manifiesta cuando callo.

El índice que lleva a una página
carente de contenido
busca su propio hábitat
en el jardín del vecino...
No entiende de sonrisa ácida
ni de lenguaje fino.
Así que huye de la vía rápida,
que lo denso no cae en el olvido.

En bucle en la misma espiral que me cautivó...
El prisma que me sonríe en el bosque.
Ya se me ha insinuado antes esa flor,
pero hoy tampoco logra seducirme en la noche.
Sigue cosechando aciertos en el dolor,
pero ansía un trofeo como broche.
Cuando se dé cuenta de que me hiere el calor
permitirá refrigerarse al coche.

Avanzando hacia lo que va a llegar inevitablemente
se hace palpable lo inútil de andar,
usar cuchara para beber una sopa caliente
no va a impedir que me vuelva a quemar.
Pero qué más da, que pase el siguiente,
si esto no es cuestión de ganar...
Es más fácil pecar de valiente
que de inteligente por no mirar.

Mayo.
Etapas.


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