Junio

Junio

Junio.
Realidad.

Hace de contrapeso
en mi báscula egoísta,
corriendo el riesgo
de que quiera perderle la pista.
En su sueño espeso
no tiene vista
porque en lo onírico se permite el exceso
de sobrecargar la lista.

En búsqueda de paz sobre el trapecio
hallé nervio en un jardín.
Si hubiera andado tras un precio,
ni me habría preguntado por el fin.
Es el problema del necio,
que nunca piensa en ti.
Se gana el menosprecio
de quien sí sabe vivir.

Si siendo la inocencia más pura
consigue coordinarse en el mundo,
nada puede arrebatarle su opción más segura:
caminar mientras le teme al rumbo.
Sumido en la locura
en su ecosistema nauseabundo
consigue ahorrarse la sutura
de confiar en el no vagabundo.

Y es por no tan simple madurez,
es cuestión de saber dónde pisa.
Su aparente eterna niñez
sólo desaparece cuando lo hace su risa.
Es la única vía del pez,
la que le protege de la brisa,
la que cuando llega a diez
vuelve a contar más deprisa.

Hoy sé que es envidia sana
porque nadie lo merece más...
Ojalá le duren eternamente las ganas
de seguir con lo que no debe aguantar.
Ojalá antes de las canas
busque en su ciudad
y encuentre esas alas
que un día le hicieron volar.

Junio.
Realidad.


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